El presidente de Estados Unidos, dijo esta tarde que la muerte de cientos de civiles sirios tras un aparente ataque con gas, es un “evento de gran preocupación para su administración”, pero enfatizó que no se apresuraría a involucrar a su país en una costosa guerra.
Mientras opositores al presidente Bashar al Assad trataban esta mañana de entregar muestras de tejidos de víctimas del envenenamiento a inspectores de la ONU, Obama eludió el recordatorio de un periodista, respecto a que una vez dijo que el uso de armas químicas sería para Washington la “línea roja” para una acción en Siria.
La cautela de Barack Obama contrastó con los llamados a la acción de los aliados de la OTAN, incluyendo a Francia, Gran Bretaña y Turquía, cuyos líderes tuvieron pocas dudas de que las fuerzas de Assad realizaron un ataque químico, que los rebeldes dicen mató hasta a 1,300 personas.
En tanto que Rusia, aliada de Damasco (capital de Siria), pidió verificar esas denuncias a las que tildó de “oleada de propaganda”; además calificó de “inaceptables” los llamados europeos a una intervención internacional.
