La cumbre anual del G8 terminó en gran desacuerdo sobre el conflicto en Siria. El presidente Barack Obama asistió a la reunión y dejo en clara evidencia la poca 'química' que tiene con su colega ruso, Vladimir Putin, sobre este tema.
Luego de dos días intensos dedicados a analizar la evolución de la economía mundial y la lucha contra la evasión y el fraude, el presidente Obama concluyó su visita declarando ante la prensa sin exepción alguna, como si lo hicieron sus colegas de otros países.
Evidentemente el tema central fue el conflicto en Siria. El presidente Vladimir Putin, que en estos dos días ha sido presionado por los demás líderes del G8 para que flexibilice su posición respecto a la posibilidad de armar a los rebeldes de su socio sirio, reiteró hoy su negativa.
Aunque el presidente de Rusia y EEUU coincidieron en intentar detener el conflicto sirio y en que las partes se sienten a negociar cuanto antes en Ginebra, el líder ruso no descartó seguir proporcionando armas al régimen de Damasco.
"Si les armamos, quién va a controlar y verificar quien tiene las armas", preguntó el presidente ruso, que pidió a los países que son partidarios de armar a los rebeldes sirios "pensarlo muy bien antes de dar ese paso".
