Más de mil bomberos realizan incansables esfuerzos por apagar un incendio que duplicó su tamaño al noroeste de Los Ángeles. El fuego quemó unas 4.000 hectáreas de vegetación en la mañana del viernes, mientras que otras 7.300 ardían aún hacia la noche.
La mañana del viernes, 15 casas habían sido dañadas, pero ninguna de ellas destruida. Por el momento son alrededor de 4 mil la cantidad de viviendas amenazadas por el continuo avance del fuego.
El trabajo de los bomberos se complicó por la tarde luego que los vientos cambiaron de orientación, impulsando las llamas hacia el norte y obligando a la evacuación de varias viviendas.
Este tipo de incendios son habituales en el oeste de Estados Unidos en verano, y en California a menudo son avivados por los fuertes vientos de Santa Ana.
