Unos 100 padres chinos, que perdieron en algún accidente o crimen a su único hijo, anunciaron que demandarán al Gobierno de Pekín para pedir una compensación económica.
Alegan que temen caer en la pobreza absoluta cuando se vuelvan viejos, pues los ancianos en China dependen del apoyo económico de sus hijos en vez de una pensión estatal.
Los padres sostienen que pagaron un precio muy alto por cumplir con la política estatal del hijo único, polémica medida de control de la natalidad que impide tener más de un niño a las parejas chinas, a menos que se pague una fuerte multa al Estado.
Esta demanda coincide con un creciente debate sobre la política del hijo único, pues hay temores de que el rápido envejecimiento de la población china afecte la producción y el crecimiento económico del país.