El novelista, quien murió ayer en Ciudad de México a los 83 años, dejó preparada su tumba en el cementerio Montparnasse de París, para ser enterrado junto a sus hijos Carlos y Natasha.
Además, Carlos Fuentes quería descansar en el mismo camposanto donde están sus amigos Julio Cortázar, Juan–Paul Sastre, Simona de Beauvoir y Samuel Beckett, y había dejado preparada la lápida, según contó el mismo en Buenos Aires días antes de morir.
“Tengo un monumento muy bonito esperándome”, dijo a la prensa argentina durante su visita para la Feria Internacional del Libro. “Se acerca el momento de ir a ocuparlo”, añadió en tono sarcástico.
El hijo de Fuentes, que era hemofílico, murió a los 25 años, mientras que su hija fue encontrada sin vida a los 30 en una calle del barrio de Tepito de Ciudad de México. Su muerte al parecer se debió a problemas de droga. Ambos vástagos eran fruto de su matrimonio con su segunda esposa, Silvia Lemus, quien le sobrevive.
Fuentes tiene, además, una hija, Cecilia, nacida en 1962, fruto de su primer matrimonio con la destacada actriz mexicana Rita Macedo.