El sábado pasado resultó un tanto ajetreada para Paulina Rubio. La cantante chocó con su auto, un BMW gris, muy cerca del barrio cubano Pequeña Habana, cerca del centro de Miami.
A los pocos minutos del hecho, un policía se acercó y le pidió que caminara hasta una calle más tranquila para mostrarle la libreta de conducir y los documentos del auto.
Rubio, enseguida, comenzó a hacer llamados desde su celular, a gritar que no saldría del auto y a amenazar al agente que se arrepentiría de ese hecho.
El policía la detuvo y la llevó esposada a una comisaría. Mientras la trasladaban en el patrullero, Rubio siguió gritando: “¡Socorro, socorro! No hice nada. Miren lo que está haciendo. Abusadores, ustedes son unos mentirosos”.
Una hora después Rubio se calmó, pidió disculpas y dijo que debía ir a darle el pecho a su bebé de unos pocos meses. Con este argumento y la promesa de presentarse ante un tribunal, fue liberada.
El cargo que se le imputa es negarse a acatar una orden legítima, obstrucción de justicia y alteración del orden público. Ahora, habrá que esperar una nueva vuelta del caso.