La popular firma de figuras coleccionables Funko Pop atraviesa un momento crítico tras años de protagonismo en la cultura pop. El atractivo que alguna vez impulsó a millones de fans a llenar repisas y vitrinas parece estar desvaneciéndose, y con él, la estabilidad económica de la empresa. Según su más reciente balance financiero, el presente año podría definir su continuidad en el mercado.
Ventas en caída y pérdidas que comprometen su futuro
El reporte trimestral revela un descenso del 14% en ventas, que ahora alcanzan los 250 millones de dólares. Este retroceso ha generado pérdidas cercanas al millón de dólares, un golpe que la empresa atribuye a la disminución de la demanda, el incremento de aranceles y la menor presencia de sus figuras en los puntos de venta. Comercios que antes exhibían interminables filas de Funkos han reducido drásticamente sus espacios, lo que ha generado sobrestock y menor rotación de productos.
En Estados Unidos —su mercado más importante— las cifras son aún más duras: la consultora ICv2 estima que las ventas han caído alrededor de un 20%. La propia compañía ha admitido que existen “dudas sustanciales” sobre su capacidad para operar durante los próximos doce meses, advirtiendo que sin un comprador o nuevos inversionistas podrían enfrentar la bancarrota.
Ante este panorama, Funko Pop ha intentado diversificar su catálogo con nuevas propuestas, como los Bitty Pops —una versión miniaturizada de sus figuras— y las líneas personalizables, que permiten crear un Funko a medida del usuario. No obstante, aún es incierto si estas estrategias lograrán revertir la tendencia. La gran pregunta es si la marca conseguirá superar la crisis o si estamos ante los últimos años de un fenómeno que marcó una época en el coleccionismo.


