Cada Día del Padre, los fanáticos del anime evocan una de las escenas más emotivas de la franquicia Dragon Ball: la despedida definitiva entre Gohan y Piccolo en Dragon Ball GT. Lejos de simples batallas y transformaciones, esta secuencia tocó fibras emocionales profundas, y reavivó el debate sobre lo que realmente significa ser papá.
Aunque Goku es el padre biológico de Gohan, fue Piccolo quien asumió el rol de guía, protector y figura paterna. Todo comenzó en Dragon Ball Z, cuando Goku se sacrifica para vencer a Raditz. A partir de entonces, Piccolo entrena al pequeño Gohan en condiciones extremas, forjando un lazo de respeto, admiración y afecto que se mantendría durante toda la saga.
No obstante, fue en Dragon Ball GT donde se vivió la despedida más conmovedora. Luego de la destrucción causada por Baby, la Tierra se encuentra al borde del colapso. Desde otro planeta, Gohan escucha la voz de Piccolo, quien le revela su decisión de quedarse en el planeta para evitar la regeneración de las esferas del dragón. En ese momento, el namekiano se despide llamándolo “hijo”, sellando su papel como padre adoptivo.
Este momento no fue el único sacrificio que evidenció la evolución de Piccolo. Ya en la primera saga de los Saiyajins, durante la llegada de Vegeta y Nappa, el guerrero verde da su vida para proteger a Gohan de un devastador ataque. Aquella escena, en la que se interpone entre su alumno y el cañón de energía de Nappa, sigue siendo una de las más icónicas del anime.
EL ANIME QUE MARCÓ GENERACIONES
Dragon Ball, obra del recordado Akira Toriyama, ha trascendido generaciones desde su debut en 1986. Con series como Dragon Ball Z y Dragon Ball GT, y más recientemente Dragon Ball Super, no solo ha ofrecido peleas épicas, sino también momentos llenos de humanidad.
Hoy, mientras muchos celebran a sus padres, miles de fans recuerdan que el verdadero amor paternal puede venir de los lugares más inesperados. Y que, a veces, quien más te protege no comparte tu sangre, pero sí tu destino.
