El artista italiano Salvatore Garau ha causado gran controversia luego que lograra vender una obra invisible por más de 18 mil dólares, y que incluso viene con recomendaciones para su comprador como acomodar un espacio amplio para exhibir algo que no puede verse.
La escultura se llama “Yo Soy” (‘Io sono’, en italiano) y fue vendida en la casa de subastas Art-Rite a US$ 18.300. La pieza debe colocarse en una casa particular, en una habitación especial libre de cualquier obstáculo y con dimensiones de unos 150 x 150 centímetros.
El pintor se ha defendido de las críticas y ha señalado que no vendió un nada sino que vendió un vacío:
“El vacío no es más que un espacio lleno de energías, e incluso si lo vaciamos y no queda nada, según el principio de incertidumbre de Heisenberg, la nada tiene un peso”, refutó.
Y agrega: “Por tanto, tiene energía que se condensa y se convierte en partículas, en fin, ¡en nosotros! Cuando decido exponer una escultura inmaterial en un espacio dado, ese espacio concentrará una cierta cantidad y densidad de pensamientos en un punto preciso, creando una escultura que tomará las más variadas formas solo desde mi título”.