Shella, es una perrita que lleva más de un año en una comisaría de Buenos Aires, en Argentina, donde su dueño permanece detenido tras haber sido condenado a tres años y medio de prisión por "asalto a mano armada".
Con el tiempo, los trabajadores del recinto policial le tomaron cariño a este animalito, al que dan de comer e incluso dejan entrar en la comisaría, donde duerme, siempre en contacto con su dueño. "Desde el primer minuto se ganó el cariño de todos y hoy forma parte de la familia de la dependencia", un agente policial, que asegura que la echarán de menos cuando su dueño salga y se vaya con ella.
Muchas personas han comparado esta tierna historia con la de Hachiko, el famoso perro que vivió durante nueve años en una estación de tren esperando a su dueño, ya fallecido.