Mientras la Orquesta de la Cámara de Viena realizaba un concierto al aire libre en la localidad turca de Éfesos, un espectador inesperado se acercó a oírlos.
El nuevo asistente se trataba de un perro que, al ingresar, se recostó junto a los músicos. Algunos de los integrantes de la orquesta no pudieron evitar disimular su sorpresa y otros no lograron ocultar sus risas cuando el animal se tumbó para oírlos de manera más cómoda. La actitud relajada del perro arrancó los aplausos de los asistentes del concierto.