De todas las que existen, tal vez la guardia real británica sea la más famosa. Su porte y disciplina a prueba de balas le han hecho fama mundial. Sin embargo, también le ha traído más de un dolor de cabeza, pues a menudo reciben a montones de turistas dispuestos a probar su paciencia.
La estricta postura de estos guardias, cuya orden absoluta es permanecer inamovibles y sin distraerse en su misión de custodiar y proteger los lugares que les son asignados, hace que muchos se confundan y los hayan calificado erróneamente de “guardias que no se mueven”.
Ello lleva siempre a que más de un gracioso quiera verificar este mito, pensando que burlarse, molestar o perturbar a la guardia real de algún modo es algo que pueden hacer sin consecuencias. Pero no es cierto. Ellos sí tienen formas de responder cuando se molestan, claro que sí.
Este fue el caso de un hombre que se volvió viral en Internet luego de ponerse a bailar delante de dos guardias en el palacio de St. James en Londres, hasta que probó de primera mano lo que pasa si te metes con ellos. Muy solemnemente, eso sí, el sujeto es reprendido y echado del lugar.
Dando un taconazo, el guardia grita y pone en evidencia al desubicado: “Lárgate de aquí. Viniste e hiciste esto ayer también. Vete y apaga la cámara”. El aludido se retira cabizbajo. Sin duda, una lección para todos lo que estemos pensando ir por las tierras de su majestad.
