Un día como hoy hace 52 años, una pequeña niña decía: "¿Qué importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que a fin de cuentas la mejor edad es estar vivo". Se llamaba Mafalda, era el personaje principal de una nueva tira cómica de la revista Primera Plana y entonces, en 1964, nadie sabía que se convertiría en la más famosa de Argentina y una de las más grandes del mundo.
Mafalda, "espejo de la clase media latinoamericana y de la juventud progresista" y obra del genio de Joaquín Lavado 'Quino', ha sido traducida a más de 30 idiomas. Incluso el escritor y filósofo italiano Umberto Eco (quien este año nos dejó), encargado de introducir la primera edición italiana, dijo "amarla muchísimo" ya que consideraba muy importante leerla para entender a Argentina.
Tras casi 10 años como humorista gráfico, en 1962 Quino recibió la propuesta por parte de su amigo Miguel Brascó para crear una tira de historietas para promocionar la marca de electrodomésticos Mansfield, de la empresa Siam Di Tella. La obra era una estrategia de publicidad encubierta. Brascó sugirió una historieta con niños que combinara a 'Peanuts con Blondie', recordando algo que Quino había querido hacer.
La empresa puso como condición que apareciesen algunos electrodomésticos y que los nombres de los personajes comenzaran con 'M'. Ese fue el nacimiento de Mafalda y su familia. Su nombre se inspiró en uno de los personajes de la novela 'Dar la cara', de David Viñas. Pero recién en 1964 Mafalda hizo oficial su llegada , cuando el director de Primera Plana, Julián Delgado, acordó que se empiece a publicar, ya sin fines publicitarios.
Poco a poco, fueron surgiendo nuevos personajes como los amigos de Mafalda que también se convirtieron en íconos: Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Libertad, además de su hermano Guille. Esta niña preocupada por la humanidad y la paz mundial, además de rebelarse contra el mundo legado por sus mayores, no podía dejar indiferente a nadie.
Por sus reflexiones sobre el capitalismo, la economía y el orden mundial, se enfrentó a la censura en países como la España franquista, donde los editores fueron obligados a colocar una franja en el primer libro donde se declaraba una obra "Para adultos". Similar situación se vivió en Brasil, Chile o Bolivia.
Fue justamente la apariencia inofensiva lo que permitió que las tiras de Mafalda no fueran censuradas por el régimen, cuando criticaban siempre la guerra y los golpes militares en Argentina. “La sutileza de Quino superó con creces la bestialidad de los militares y censores”. “Los censores no pudieron tal vez comprender la ironía que caracterizaba a Quino. Ese fue uno de los mayores triunfos del dibujante”, recuerda el humorista gráfico del diario 'Última Hora', Mario Casartelli.
Tanto él como el periodista Antonio Pecci señalan que el mensaje de Mafalda continúa vigente gracias a que persisten los mismos problemas de hace medio siglo: la pobreza, la hambruna, las guerras, las divisiones, el odio, el racismo y las grandes diferencias sociales.