La cirugía estética y reconstructiva es algo bastante común en la actualidad pero hace muchas décadas era toda una proeza médica. La Primera Guerra Mundial dejó un saldo terrible de muertos y también a muchos heridos que volvían a casa con una serie de problemas.
Fue en dicha época en que el doctor y soldado Harold Gillies vio la importancia de reconstruir los rostros de los combatientes heridos. Para 1917, regresó a Inglaterra donde persuadió a miembros militares a inaugurar un área dedicada a la reconstrucción facial en el Hospital Militar de Cambridge.
Durante los siguientes años, Gillies y su equipo realizaron alrededor de 11 mil cirugías en unos 5 mil soldados desfigurados durante la guerra. El registro fotográfico de dicha época es todo un tesoro y ahora está expuesto en el museo británico Royal College of Surgeons, donde las personas acuden para conocer los diferentes casos tratados en el siglo pasado.