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Lunes, 23 de noviembre del 2015

La macabra historia de Blanche Monnier y el castigo más aterrador de los últimos siglos

Durante 25 años permaneció encerrada en una habitación putrefacta que significó uno de los casos policiales más perturbadores de Francia.




A veces los escándalos no distinguen clase social y ocurren hasta en las mejores familias. Ese fue el caso de Blanche Monnier, una joven de 26 años que era parte de la aristocracia francesa de fines del siglo XIX. Era una mujer con un futuro brillante, nada podría opacar la gran vida que llevaría debido a su importante posición social. Sin embargo, cometería un gran error (al menos para su familia): enamorarse de un abogado mayor y pobre.

Era 1876 y un día Monnier desapareció misteriosamente sin dejar rastro alguno; las autoridades dieron por cerrado el caso al no encontrar ninguna pista importante. Varios años después fallecería su padre y el abogado que pretendía a la joven. Con ello, el misterio parecía que iba a quedar como tal.

Pero al llegar el nuevo siglo la verdad comenzaría a abrirse paso cuando el fiscal general de París recibió una extraña carta en la que se podía leer lo siguiente: “Señor fiscal general, tengo el honor de informarle de un acontecimiento excepcionalmente serio. Me refiero a una solterona que está encerrada en la casa de la señora Monnier, casi muerta de hambre, y que ha vivido sobre basura podrida durante los últimos 25 años. Es decir, sus propios desechos”.

Las autoridades no podían creer lo que la carta decía, sobre todo por considerar a la familia Monnier como gente de reputación intachable. Sin embargo, la policía tuvo que realizar de todas maneras un operativo de inspección en casa de los Monnier. Allí encontraron una misteriosa puerta cerrada con llave. Al abrirla, lo primero que percibieron fue un hedor insoportable.

“Tan pronto como entramos en la habitación, vimos, en la parte trasera y tumbada en una cama, su cabeza y cuerpo cubiertos con una manta repulsivamente sucia, una mujer que el señor Marcel Monnier identificó como su hermana, la señora Blanche Monnier”, declaró uno de los testigos en el juicio oficiado por el juez Du Fresnel.

“La desafortunada mujer estaba tumbada completamente desnuda sobre un lecho de paja podrida. Todo a su alrededor formaba una especie de costra formada por excrementos, trozos de carne, verduras, pescado y pan podrido. También vimos cáscaras de ostras y bichos corriendo por la cama”, agregó.

La madre de Blanche fue arrestada, confesó todo y murió 15 días más tarde. Su hermano, Marcel, que fue llevado a tribunales, fue inicialmente condenado pero más tarde era absuelto tras una apelación. La mujer rescatada era mentalmente incapacitada, y a pesar de que los jueces criticaron su liberación, encontraron que el "tratamiento forzoso" no existía en el código penal en aquel tiempo.

Habiendo sido liberada de la habitación, Blanche Monnier al poco tiempo ingresó al hospital psiquiátrico de Blois por sus problemas mentales donde murió en 1913 después de ser víctima de uno de los hechos más macabros de los últimos siglos. Hasta hoy nadie sabe quién envió la carta anónima.


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