En Cusco algunos lo veneran y otros ni lo aprecian sin embargo todos lo respetan, cuenta ya con miles de devotos quienes cariñosamente lo llaman ‘Niño compadrito’. Su devoción se hace conocida desde los 70’s y es que esta calavera que es revestida con pequeños trajes donados por sus fieles -afirman- ha concedido milagros a los cusqueños.
Enemigos Públicos