En la región altoandina de Perú, hombres y mujeres se reunieron para celebrar la fiesta patronal en honor a la virgen peregrina ‘Mamá Pillicha’. Este evento, que se lleva a cabo en el distrito de San Marcos, en la provincia de Huari, Ancash, es una manifestación de las tradiciones y costumbres ancestrales de la zona.
Durante la festividad, los sanmarquinos celebran su fiesta patronal al ritmo de orquestas musicales y danzas costumbristas. Los participantes, vestidos con trajes típicos, recorren las calles con alegría y fervor, en una procesión conocida como la llama entrada.
La fiesta se inicia en la plaza del pueblo, donde las mujeres compiten en una molienda de trigo. Provistas de batanes de piedra, demuestran su destreza y rapidez, mientras un jurado califica su desempeño.
Paralelamente, los hombres participan en el tradicional ‘Yantay’, una competencia de corte de leña en la que deben demostrar su fuerza y habilidad para cortar troncos de eucalipto en el menor tiempo posible. Con la leña obtenida, los pobladores preparan deliciosos potajes para la feria gastronómica.
GASTRONOMÍA
Entre los platos más destacados se encuentran el cuchicancanca, el picante de cuy, el puchero de col con jamón y la trucha a la parrilla. Para acompañar la comida, se sirve la espumante chicha de jora, una bebida tradicional de la región.
Además de la comida, la fiesta también ofrece una variedad de dulces elaborados con aguaymanto, como tortas, gelatinas, chupetes y helados artesanales. Uno de los productos más llamativos son los chocolates, que presentan diseños inspirados en la cultura milenaria de la región.
HOMENAJE A 'MAMA PILLICHA'
En medio de las flores y las velas encendidas, los danzantes rinden homenaje a ‘Mamá Pillicha’, bailando y cantando alrededor de su imagen. También se acercan a sus pies para dejar sus plegarias y pedidos, en una tradición que se ha mantenido a lo largo de los años.
El día central de la festividad se celebra con una misa en la que participan las autoridades del pueblo y la población en general. Durante la procesión, la imagen de ‘Mamá Pillicha’ recorre las calles del pueblo.
A pesar de las adversidades climáticas, como la lluvia, la devoción y el fervor de los sanmarquinos se mantuvieron intactos. La imagen de la virgen retorna a la iglesia del pueblo hasta el próximo año, pero durante su trayecto, las danzas costumbristas y las pallas, mujeres que llevan muñecas en la espalda, la acompañan en una despedida llena de respeto y veneración.