Es considerada una de las prisiones más pobladas del país. Desde 1974, este centro alberga en su interior a los criminales más sanguinarios y peligrosos. Por ello, su acceso es altamente custodiado y restringido. Para ingresar primero uno debe pasar por estrictos protocolos de seguridad
Víctor quien también está recluido por homicidio hace 20 años, ha sido portador de la TBC por 9 años y su mala cabeza lo llevó a dejar muchas veces el tratamiento. Llegó a desarrollar el esquema más alto de la tuberculosis que casi lo lleva a la muerte.
Actualmente, la tuberculosis es uno de los principales problemas que aqueja las cárceles de nuestro país por lo que su rápida detección previene la propagación del contagio. Por su descuido, la tuberculosis le arrebataría a la mamá de su único hijo.
Hoy los sobrevivientes de la tuberculosis son promotores de salud que motivan a los internos recién contagiados para cumplir con el tratamiento. Ellos son capacitados para identificar a quienes padecen de extensa y complicada enfermedad.
Debido al hacinamiento es casi imposible evitar que cientos de reos, anualmente, se contagien de TBC dentro las cárceles de nuestro país. Actualmente, el penal de Lurigancho excede tres veces más su capacidad incrementando así el riesgo de contagios.
NUEVOS EQUIPOS
El presidente del INPE propondrá este año la adquisición de nuevos equipos genexpert que detecten la tuberculosis en detenidos antes de ser internados en los penales. En sus pasillos, el silencio grita el arrepentimiento y el dolor que hoy conocerá en el Dominical.
Desde el 2018, el área de salud del penal de Lurigancho, ha adquirido un equipo genexpert que permite detectar en tan solo 2 horas a personas contagiadas o que desarrollan resistencia a los medicamentos por el tipo de esquema de tuberculosis en el que se encuentran.
La apariencia demacrada y delgada también se desarrolla por la depresión adquirida durante los años por el confinamiento. Ahora entre cuatro paredes estos reos no solo luchan por su libertad sino también por su vida.
