No terminábamos de indignarnos con el descubrimiento de que depravados sexuales estaban instalando cámaras en baños y vestidores públicos, cuando aparece otra terrible modalidad. Resulta que estos sujetos, también se las ingenian para grabar a parejas en cuartos de hostales al paso. Un terrible atentado contra la dignidad de las personas, pues estas imágenes terminan siendo vendidas y comercializadas impunemente.
El Dominical