Hoy en el bloque ‘Esperanza de Luz’ conoceremos el caso de un niño ayacuchano de 10 años que lamentablemente perdió un ojo luego que se le incrustara un alambre mientras jugaba cerca a su vivienda.
El alambre no solo perforó estructuras fundamentales del ojo de Juan Mancilla, sino que al ser retirado inmediatamente dejó gérmenes que luego produjeron una infección severa.
El pequeño no pudo ser sometido a una vitrectomía, microcirugía para salvarle la visión, debido a que ya habían pasado 4 semanas desde que ocurrió el accidente.
Aunque los doctores optaron por realizarle una evisceración, un procedimiento quirúrgico donde se extrae el contenido del ojo, Juan Mancilla puede volver a sonreir y tener una mejor calidad de vida gracias a un implante ocular.
Recuerde que es muy importante recibir atención médica inmediatamente tras sufrir una lesión en este órgano. Esto podría salvarle la visión a cualquier persona.