A pocos días de la Navidad —este 19 de diciembre marca la cuenta regresiva final—, una expresión vuelve a repetirse en tarjetas, mensajes y transmisiones: Merry Christmas. Aunque para muchos suena natural, no siempre queda claro por qué en países como Estados Unidos predomina esta fórmula y no Happy Christmas. La explicación está en la historia del idioma inglés y en la evolución cultural del saludo navideño.
El término merry no nació con el significado moderno de “feliz”. Sus raíces se remontan a la Edad Media, cuando derivaba del vocablo anglosajón myrige, usado para describir algo agradable, placentero o de buen ánimo. Incluso funcionó como sobrenombre para personas consideradas de carácter afable u honesto, una connotación que fue moldeando su uso social con el paso de los siglos.
Merry Christmas: tradición lingüística y cultura popular
El punto de inflexión llegó en el siglo XIX. En 1843, Charles Dickens publicó A Christmas Carol (Canción de Navidad), obra que popularizó una Navidad asociada a la alegría colectiva, la generosidad y el espíritu festivo. Desde entonces, merry pasó a vincularse directamente con un estado de júbilo compartido, lo que explica su consolidación como el saludo predominante en Estados Unidos y otros países de influencia cultural anglosajona.
Sin embargo, decir Happy Christmas es plenamente correcto. De hecho, en Inglaterra su uso es frecuente. Mientras happy alude a la felicidad personal o emocional, merry remite a un ánimo más social y celebratorio. En cuanto a Christmas, la palabra proviene de Cristes Maesse, expresión del inglés antiguo que hacía referencia a la misa de Cristo celebrada la noche del 24 de diciembre, origen religioso que se mantiene intacto en el término actual.


