A 3 mil metros de altitud, en lo alto de los andes, arqueólogos descubrieron una sala ceremonial privada donde los antiguos líderes de la cultura Chavín realizaban rituales con alucinógenos. El uso de estas sustancias, lejos de ser recreativo, estaba orientado a construir poder y consolidar una sociedad jerárquica mil años antes del Imperio Inca.
ALUCINÓGENOS PARA CONTROLAR EL PODER EN EL MUNDO PREHISPÁNICO
Según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se identificaron restos de nicotina y butofenina en 23 objetos rituales hallados en Chavín de Huántar, en la región de Áncash. Entre los artefactos analizados hay huesos, cucharillas y tabletas utilizadas para inhalar polvos psicoactivos elaborados con semillas de vilca y raíces de tabaco tostadas.
Los líderes de esta civilización no compartían los rituales con la población general. Por el contrario, realizaban ceremonias en cámaras ocultas dentro de grandes estructuras de piedra, reservadas para unos pocos participantes, lo que añadía misterio y legitimaba su dominio ante el resto del pueblo.
EL PODER COMO VISIÓN SOBRENATURAL
El antropólogo Daniel Contreras, de la Universidad de Florida, sostiene que los gobernantes Chavín utilizaban estos estados alterados de conciencia para reforzar su autoridad. “El objetivo no era solo tener visiones, sino generar una experiencia impactante que convenciera al pueblo de que estaban conectados con fuerzas superiores”, explicó.
Los arqueólogos también hallaron trompetas de caracol y otros instrumentos diseñados para asombrar a los participantes. Todo formaba parte de un sistema sofisticado de manipulación simbólica que, según los investigadores, explica la transición de una sociedad igualitaria a una jerarquía estructurada en los andes prehispánicos.