En el yacimiento de Oxirrinco, situado a 190 kilómetros al sur de El Cairo, arqueólogos han hecho un descubrimiento extraordinario: 52 momias del período ptolemaico, trece de ellas con lenguas de oro. Este hallazgo, junto con otros objetos funerarios, proporciona valiosa información sobre las creencias y rituales del antiguo Egipto.
¿QUÉ SIGNIFICA EL ORO EN LAS MOMIAS?
Las lenguas de oro, según los expertos, tenían un propósito específico: garantizar que los difuntos pudieran hablar y conservar sus sentidos en la otra vida. Una de las momias incluso tenía dos lenguas de oro, mientras que otra presentaba plaquitas doradas en las uñas.
Además, los arqueólogos encontraron dos escarabeos (amuleto que simbolizaba la resurrección en la mitología egipcia) colocados como amuletos sobre el corazón de los difuntos, uno de ellos en su posición original. También se recuperaron amuletos con figuras de divinidades como Horus, Thot e Isis, y una terracota que representa al dios Harpócrates. Estos elementos refuerzan la importancia del oro y los amuletos en las prácticas funerarias egipcias.
SEPULCRO DE LAS 300 MOMIAS Y EL CRISTIANISMO
Otro hallazgo significativo en Oxirrinco fue un sepulcro del período ptolemaico que contenía unas 300 momias. Este sepulcro, compuesto por tres cámaras funerarias con techos de bóveda, tiene paredes decoradas con textos y escenas policromadas que ilustran rituales funerarios y divinidades egipcias como Anubis, Osiris y Nut.
En paralelo, la misión arqueológica avanzó en las excavaciones del monasterio copto de San Ciriaco, una basílica cristiana del siglo V al VII. Este descubrimiento aporta una perspectiva única sobre el movimiento monástico en Egipto durante los primeros siglos del cristianismo, subrayando el papel económico y administrativo de los monasterios.
El yacimiento de Oxirrinco continúa revelando secretos fascinantes de una civilización que todavía asombra al mundo. Este último descubrimiento no solo amplía el conocimiento sobre las prácticas funerarias del antiguo Egipto, sino que también conecta diferentes períodos históricos, desde el Egipto faraónico hasta el cristianismo primitivo.