El destacado dramaturgo chileno-argentino Jorge Díaz, que vivió durante 30 años en España, murió anoche en Santiago, a los 77 años, a causa de un cáncer esofágico, informaron hoy fuentes de su familia y allegados.
El autor de El Cepillo de dientes, El velero en la botella y muchas otras obras que la crítica encasilló en el teatro del absurdo, estaba aquejado desde hace tiempo por la enfermedad y sus allegados consideraban escasas sus posibilidades de sobrevivir.
Nacido en Rosario (Argentina), el 20 de febrero de 1930, e hijo de padres españoles, Jorge Díaz es uno de los autores teatrales más representados sobre el escenario en Chile, fundamentalmente a través de la compañía "Ictus" , de la que formó parte y en la que se desempeñó también ocasionalmente como actor.
Se radicó España entre 1965 y 1994, cuando regresó a Chile, un año después de ser galardonado con el Premio Nacional de Artes Audiovisuales y de la Representación.
También obtuvo el Premio Tirso de Molina, en España; el Premio Antonio Buero Vallejo de Guadalajara, en 1992; el Premio de Teatro Centenario de la Caja de Ahorros de Badajoz, en 1989; el segundo premio en el Cuarto Concurso de Dramaturgia Eugenio Dittborn, otorgado por la Escuela de Teatro de la Universidad Católica, por su obra Fragmentos de alguien, en 1987; y el Premio Palencia (España), en 1980, entre otros galardones.
En los últimos años vivía solo en un departamento, pero pasaba largas horas en un conocido café de la avenida Providencia, donde mantenía largas tertulias con amigos y conocidos.
Incluido en la generación literaria de 1950, inició su trayectoria en el teatro a fines de esa década, al vincularse al grupo Ictus, donde primero se desempeñó como escenógrafo, para derivar después a la dramaturgia.
En esta faceta, se le ha reconocido como uno de los más influyentes de la escena chilena de la segunda mitad del siglo XX.
Es autor de al menos un centenar de obras, entre las que destacan El cepillo de dientes, El velero en la botella, Las cicatrices de la memoria, Topografía de un desnudo y Pablo Neruda viene volando.
También escribió alrededor de cuarenta piezas de teatro para niños, a lo que se agrega su trabajo como guionista de radio y televisión, y algunas obras de narrativa.
De si mismo, Díaz dijo alguna vez: "No vengo del lenguaje. No soy un escritor, sin un grupo detrás no puedo escribir ni una línea. Soy un arquitecto que ve las palabras en el espacio".
(Agencias)