Un 7 de abril de 1803, nace en París (Francia) Flora Celestina Teresa Enriqueta de Tristán, conocida en el mundo entero como Flora Tristán. Escritora y pensadora de ascendencia peruana es considerada como una de las primeras defensoras de los derechos de la mujer.
Al cumplirse 220 años de su nacimiento, la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) le rinde homenaje no solamente difundiendo su legado, sino también protegiendo y conservando, en su repositorio del Fondo Antiguo, primeras ediciones de algunas de sus obras y piezas de su correspondencia.
Así tenemos “Péregrinations d’une paria” (2 tomos, París, 1838) y “Promenades dans Londres” (París, 1840), además de dos cartas dirigidas a Juan Manuel Goyeneche en los años 1833 y 1834.
NACEMOS LIBRES E IGUALES
El feminismo de Flora Tristán se conecta en reivindicaciones y en el proyecto que se articula desde la idea de que todos los seres humanos nacemos libres, iguales y con los mismos derechos. Sin embargo, toma cuerpo y agarra fuerza en el periodo inmediatamente posterior a la Revolución Francesa.
Precisamente, en el folleto “La unión obrera” (1843), deja plasmada una cita que aún se mantiene en vigencia: “Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer”.
Entre otras importantes obras escritas por Flora Tristán encontramos “Paseos en Londres” (1840), la cual contiene agudas críticas a la civilización británica; “La emancipación de la mujer (1845 y 1846), donde se manifiesta rudamente contra la inferioridad matrimonial del sexo femenino y ataca la hipocresía del ambiente; y “Méphis” (1838).
CONOCIÉNDOLA UN POCO MÁS
Flora Tristán fue hija de Mariano Tristán y Moscoso (un aristócrata peruano) y de la francesa Teresa Lesnais. Sin embargo, su progenitor no llegó a reconocerla legalmente y falleció cuando ella tenía 5 años, dejando a la familia en la pobreza absoluta.
A los 16 años empezó a trabajar en un taller litografía y un año más tarde se casó con André Chazal (dueño del negocio). Tuvieron tres hijos. Su matrimonio se disolvió a causa de los celos y maltratos de su esposo, lo que la llevó a huir con sus pequeños.
Pasa el tiempo y en 1833 llega a tierras peruanas. Estuvo en Arequipa y de allí se trasladó a Lima, donde permaneció hasta julio de 1834. Partió al Reino Unido y luego regresó a Francia, donde emprendió una campaña a favor de los derechos de la mujer y de los trabajadores, además de mostrarse en contra de la pena de muerte. Pierde la vida a los 41 años víctima de tifus.