A finales del siglo XV, una extraña enfermedad apareció en Europa y generó miles de muertes. Se trataba de la hoy conocida sífilis, enfermedad de transmisión sexual que durante mucho tiempo se dijo que fue llevada al viejo continente por Cristóbal Colón a su regreso de su viaje a América. Sin embargo, una nueva teoría sostiene que el famoso descubridor no fue quien propagó el terrible mal.
Resulta que un grupo de investigadores de la Universidad Médica de Viena encontró varios casos de sífilis congénita que datan de 1320, en esqueletos de excavaciones en la plaza de la Catedral de Sankt Pölten (Austria).
"El descubrimiento refuta claramente la teoría previa", dicen los líderes del estudio Fabian Kanz y Karl Grossschmidt. "Encontramos los llamados dientes de Hutchinson con muescas y bordes centrales convergentes y molares de morera, que son signos característicos de la sífilis", agregaron.
No obstante, otros especialistas manifestaron que esos restos austriacos tenían una sífilis de diferente naturaleza, no la enfermedad de transmisión sexual, por lo que no se podría descartar a Colón como el causante de ese mal en Europa.
Según la versión que todos los especialistas manejaban en los últimos años, los marineros que viajaron con Colón tuvieron relaciones sexuales con los habitantes de la isla de Haití, quienes los contagiaron de sífilis, para luego diseminar la enfermedad por todo el viejo continente tras enrolarse en las tropas del emperador Carlos VIII de Francia.