Especialistas afirman que los sismos no vienen a ser el verdadero problema. La falta de una cultura de prevención contra este tipo de fenómenos y el desordenado crecimiento de la ciudad son las principales dificultades que podrían agravar la situación durante y luego de ocurrir un sismo.
Los sismos no deben ser subestimados, porque incluso los movimientos telúricos de baja magnitud podrían provocar deslizamientos que serían capaces de costarle la vida alguien.
El silencio sísmico es uno de los factores que más preocupa, porque desde el año 1746 no ha ocurrido un temblor de gran magnitud en Lima. Por ello, se prevé un sismo que llegaría a los 8.5 grados azote Lima.
Las zonas de mayor peligrosidad son los distritos de Lurín, San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho, El Agustino y Villa El Salvador debido a que en estos lugares ha imperado la autoconstrucción sin ningún tipo de orientación o ayuda técnica.
