Pasaron veinte años desde que dos estudiantes de doctorado de la Universidad de Stanford, Larry Page y Sergey Brin, lanzaron un nuevo motor de búsqueda con la intención de brindar información útil a ciudadanos de todo el mundo, llamado Google. En ese momento existían otros como Yahoo, AltaVista, Excite o Lycos, pero a diferencia de todos ellos, este no indexaba las páginas a partir de palabras clave, sino que valoraba la cantidad y la calidad de los enlaces que tenía una página, lo que aportaba mayor precisión a sus búsquedas. Esta fue la principal clave de su éxito inmediato.
Desde 2015 Google dejó de ser una empresa independiente y pasó a ser la principal subsidiaria de Alphabet, empresa que desarrolla productos y servicios relacionados con Internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías. También incluye a empresas de sectores como la biotecnología, salud, telecomunicaciones y la domótica.
En la actualidad, el buscador ofrece soluciones en más de 150 idiomas y en más de 190 países y es la tercera empresa con mayor capitalización bursátil del mundo, con casi 728.000 millones de euros. Solo la superan Apple y Amazon.
Google cerró el 2017 con unos ingresos de más de 90.000 millones de dólares. La mayoría, procedentes de la publicidad por lo que muchos expertos califican a la compañía como la mayor agencia publicitaria del mundo.