Eran las 9 de la noche cuando cuatro delincuentes encapuchados y armados rompieron la tranquilidad que había dentro de una bodega ubicada en el anexo de Chaipi, en la provincia de Parinacochas, en Ayacucho.
Los hampones que llevaban armamento de corto y largo alcance, amenazaron con matar a clientes y trabajadores si hacían el más mínimo ruido. Debido al silencio absoluto que guardaban, las personas continuaban llegando al negocio sin imaginar también serían víctimas de este asalto.
El delincuente de contextura gruesa, aparentemente el líder de la banda, era quien se encargaba de cuidar la entrada y tomar rehenes sin importar la edad.
Los asaltantes no buscaban el dinero de las ganancias del día, ni los celulares de sus víctimas, iban por un botín mayor. Revisaron todos los ambientes de esta vivienda, pero, aparentemente habrían recibido una información errónea ya que nunca encontraron lo que fueron a buscar y tuvieron que escapar antes que llegara la Policía.