A tres años de que la zona de Carapongo, en Lurigancho-Chosica, fuera afectada por los huaicos producto del desborde del río Rímac, poco o nada se ha hecho para evitar que las imágenes de devastación vuelvan a hacerse realidad, lo que mantiene atemorizados a los vecinos.
Los residentes siguen esperando, desde el 2017, a que se culmine con un informe técnico que precisaría cuales son las obras necesarias para evitar una nueva desgracia. Mientras tanto, los pocos esfuerzos realizados podrían quedar cortos.
Lejos de mejorar las condiciones de esta zona, el peligro aumenta cada día más. A pesar de que la zona ha sido declarada de alto riesgo e intangible, hay quienes aprovechan el terreno que el desmonte le va ganando al río para invadir.
Las autoridades aun están a tiempo de hacer algo por los 58 asentamientos humanos de Carapongo. Sin embargo la espera no puede prolongarse más.