Cada mañana, durante la temporada navideña, Roberto se coloca el traje de Papá Noel y se instala en el paradero Casa Blanca, en el distrito de Chorrillos, donde limpia parabrisas a quienes se desplazan hacia el sur de Lima.
Con una mezcla para limpiar lunas y su herramienta en mano, trabaja desde las seis de la mañana hasta el mediodía. Ahí, entre el tránsito constante, se ha ganado el cariño de vecinos y conductores, quienes ya lo reconocen como parte del paisaje urbano.
La idea de vestirse como Papá Noel surgió luego de dejarse crecer la barba. A sugerencia de amigos y con apoyo de su hija, mandó a confeccionar el traje que hoy lo identifica. Desde entonces, lleva más de tres años realizando esta labor en el mismo punto.
SÍMBOLO DE GENEROSIDAD
Roberto asegura que muchas personas le pagan en el momento, mientras que otras le prometen hacerlo después. En algunos casos, incluso, ofrece el servicio sin recibir dinero, solo por el gesto.
Vecinos de la zona destacan su constancia y lo consideran un personaje emblemático del lugar. Señalan que trabaja durante todo el año y que, en Navidad, su presencia se vuelve aún más significativa.
El adulto mayor vive en el Perú desde hace siete años y afirma sentirse integrado. Aunque le han propuesto trabajar en eventos y centros comerciales, decidió rechazar esas ofertas. Prefiere el contacto directo con la gente y, sobre todo, con los niños que lo saludan al pasar.


