Ni los muertos descansan en paz. En el cementerio Santa María de Bayóvar, en San Juan de Lurigancho, los visitantes denuncian que personas de malvivir roban lápidas, rejas e incluso ataúdes de los nichos.
Panamericana Noticias recorrió el lugar y registró tumbas abiertas, cajones expuestos y sepulcros destruidos. Los vecinos aseguran que los robos ocurren a cualquier hora, especialmente durante la noche, cuando el camposanto queda sin vigilancia.
“Han estado profanando los nichos, se han llevado las rejas y hasta los cajones. No hay seguridad y todo lo venden para conseguir droga”, contó una vecina.
PREFIEREN LLEVARSE LOS RESTOS DE SUS SERES QUERIDOS
Algunos visitantes confirmaron que, ante la falta de resguardo, han decidido exhumar los restos de sus familiares y trasladarlos a otros cementerios.
“Ya muchos se están llevando a sus muertos para cremar o reenterrar, porque acá ya no se puede. Dicen que el cementerio incluso podría cerrar”, comentó otra usuaria.
Durante la visita, se constató la ausencia total de guardianes o personal municipal en la entrada. En cambio, los vecinos denuncian que personas en situación de calle o bajo efectos del alcohol y las drogas usan el lugar para dormir o beber.
“De noche se vuelve un fumadero. Toman, se orinan por todos lados. Es peligroso”, señaló una visitante que solo acude de día.
La profanación de tumbas sin autorización es un delito penado por ley, por lo que los vecinos piden mayor control policial y presencia de Serenazgo. Exigen también que la Municipalidad de San Juan de Lurigancho recupere la seguridad en el camposanto, convertido hoy en tierra de nadie.


