En medio del entusiasmo y el bullicio característico de las celebraciones por Fiestas Patrias, la delegación de Moyobamba hizo vibrar al público limeño con una de las expresiones más representativas de la Amazonía peruana: la tradicional pandilla. Al ritmo de instrumentos típicos y coreografías llenas de simbolismo, los participantes recordaron la esencia festiva de San Juan, una de las fiestas más importantes de la selva peruana.
Encabezada por animadas voces femeninas, la presentación tuvo momentos de gran energía. El clásico grito “jala, jala” resonó mientras los danzantes, vestidos con trajes coloridos, recreaban la coreografía que gira alrededor de la unsha, el árbol cargado de regalos que es parte central de la celebración. Esta representación no solo fue una muestra de alegría, sino también de herencia cultural viva, en la que mujeres y hombres comparten roles festivos con entusiasmo.
Fiesta en la calle: familias, turistas y baile espontáneo
Desde muy temprano, el Paseo Colón comenzó a llenarse de personas que, desafiando el frío, llegaron para disfrutar del desfile cívico militar. Niños, jóvenes, adultos mayores y visitantes con cámaras o banderas se sumaron al ambiente festivo. Las bandas musicales, entre ellas la de las fuerzas armadas y la Marina de Guerra, animaron la jornada con ritmos contagiosos que motivaron a muchos a bailar espontáneamente en las calles.
Hubo quienes llegaron desde regiones lejanas y otros que aprovecharon la ocasión para ver por primera vez el desfile. Familias completas, personas en sillas de ruedas, e incluso mascotas con atuendos patrios se hicieron presentes. La energía fue creciendo con el paso de cada agrupación artística y cada número musical. Más que un acto protocolar, fue una jornada de cercanía entre la ciudadanía y las distintas expresiones culturales del país.
