En entrevista con Buenos Días Perú, el especialista en alta montaña Edward Saona alertó sobre los peligros de realizar actividades en nevados sin entrenamiento previo, equipamiento adecuado ni guías certificados. El diálogo se dio en el marco de los recientes fallecimientos de cuatro montañistas en menos de un mes.
Saona explicó que existen dos formas de ascenso a una montaña: la turística y la deportiva. “Si uno va en modo turístico, es recomendable que vaya con un guía certificado. El guía se va a encargar de toda la gestión del riesgo”, subrayó.
RECOMENDACIONES
Sin embargo, advirtió que incluso para actividades turísticas hay requisitos mínimos. “Uno tiene que estar físicamente muy bien y sobre todo muy bien aclimatado. Eso quiere decir que esté a 5000 metros, por ejemplo, y pueda comer, descansar sin dolor de cabeza ni síntomas de mal de altura”, indicó.
En ese sentido, indicó que un guía profesional siempre evalúa al turista. “Si nota que la persona no tiene experiencia y está mintiendo —porque se nota—, le va a recomendar rutas más sencillas y lo va a observar. Si cumple con todo eso, recién lo va a animar a hacer un ascenso”, sostuvo.
Respecto al equipo mínimo, Saona señaló que “nadie se puede meter a nieve sin una cuerda”. Además, detalló el uso de piolets, crampones y tornillos de hielo, los cuales permiten asegurar el ascenso en terrenos helados. También subrayó que el casco es indispensable, incluso en rutas básicas. “Un golpe en la cabeza puede ser mortal”.
Al ser consultado por los recientes fallecimientos de tres montañistas en la Cordillera Blanca, confirmó que los conocía y lamentó su pérdida. “Tenían el nivel físico necesario y sabían a qué se metían”, afirmó. Sin embargo, sostuvo que la temporada ha sido inusualmente inestable. “Se metieron en un terreno muy inestable que se dio o les cayó una avalancha y se los llevó al otro lado de la montaña”, agregó.
Explicó que para minimizar riesgos, los ascensos deben realizarse de madrugada. “Cuando es muy temprano, todo está congelado. Conforme pasan las horas, se vuelve muy inestable”, dijo.
Sobre la preparación mínima para enfrentar una montaña, detalló: “En personas adultas que no han hecho nunca nada, se logran mejoras con un plan continuo de tres meses subiendo y bajando montañas”.
Respecto a la vestimenta, explicó que para altitudes superiores a los 6.000 metros se necesitan al menos cuatro capas de ropa, incluyendo una capa térmica, una de plumas y una impermeable. “La clave es estar en movimiento. Quedarse quieto en esas condiciones es mortal”.
En situaciones de emergencia, destacó la importancia de contar con dispositivos de comunicación satelital como el InReach. “Permite mandar una señal con coordenadas exactas. En el caso de las turistas japonesas, eso facilitó su rescate. En Perú no hay equipos dedicados 24/7 a rescates, por eso ese tipo de herramientas puede salvar vidas”.
Saona también habló sobre las consecuencias físicas de estar expuesto a bajas temperaturas. “Cuando la temperatura baja de cero grados, comienza la congelación. Las partes más distantes como dedos, orejas o nariz se pueden perder porque el cuerpo prioriza los órganos vitales”.
En cuanto a la responsabilidad en caso de accidentes, explicó que los turistas firman una carta de deslinde donde se comprometen a seguir indicaciones y aceptar los riesgos. “La montaña es un espacio hostil. El guía no solo conoce la ruta, gestiona el riesgo”.
Finalmente, advirtió que no todas las montañas son aptas para el turismo. “La ruta que tomaron las chicas en el Caraz, en una zona conocida como el Escudo, no es para cualquiera. Esa montaña no es para tour”, advirtió. E insistió: “No es que me voy de vacaciones a un nevado. Se necesita preparación previa, guía formal y asumir los riesgos”.