En plena cobertura del paro de transportistas, una trabajadora conocida como “jaladora” —encargada de apoyar a los buses informales para captar pasajeros— rompió su silencio y reveló que ella y sus compañeros también son víctimas de extorsión. La mujer, visiblemente afectada, relató ante las cámaras que desde el año pasado ha recibido amenazas, como muchos de sus compañeros, pese a que su único ingreso depende del día a día en las calles.
“Yo también he sido extorsionada, pero gracias a Dios tengo un ángel que me ha acompañado siempre. Sigo acá, trabajando con la gente, apoyando a la gente”, expresó a Buenos Días Perú desde el óvalo Santa Anita.
Según su testimonio, las amenazas que recibe no mencionan montos específicos, pero buscan intimidarla. “No te dicen un precio, te amedrentan, te asustan, te mandan mensajes”, contó.
La mujer, madre de dos niñas, explicó que ella misma se enteró del paro coordinado desde el lunes por las empresas que operan la ruta de Manchay, entre ellas CTI, Molinero, Laureles y Los G. Este jueves, según confirmó, ninguna de estas empresas ha salido a trabajar, lo que calificó como una medida necesaria para exigir mayor seguridad al Estado.
“No tenemos la culpa para que ellos vengan y nos maten como cualquier cosa. Nosotros solamente trabajamos”, lamentó.
A pesar del riesgo, asegura que debe continuar laborando porque necesita mantener a sus hijas. “Imagínese que uno venga a trabajar y no regrese. ¿Cómo quedan nuestros hijos?rdquo;, señaló con preocupación.
Más adelante, indicó que tiene previsto sumarse a la movilización convocada para este jueves, como parte del gremio que representa a uno de los sectores más golpeados por el crimen organizado. “Yo también trabajo en este rubro. Voy a estar hasta las 8 o 9 de la mañana aquí, y luego me uno al paro”, afirmó.
En el lugar donde brindó su testimonio, el caos vehicular era evidente. No había transporte formal y solo algunas combis informales o mototaxis ofrecían servicio parcial, cobrando entre dos y cinco soles por tramos cortos.
“Hoy día sí han parado bastante. No se ve ni un vehículo”, observó la jaladora. Pese a la informalidad, destacó que la mayoría no ha subido el precio del pasaje. “Varía entre S/1.50 y S/2.00, pero no hay abuso”, dijo.