La lucha por el control de los paraderos de transporte público en Comas ha escalado a niveles alarmantes de violencia y criminalidad. Dos bandas lideradas por los temidos delincuentes alias "El Monstruo" y alias "El Jorobado" están en una feroz disputa, dejando una ola de asesinatos y extorsiones a su paso. Conductores y trabajadores del transporte público viven aterrorizados ante la creciente inseguridad.
"Ya da miedo hablar, ya sospechamos de todos", dijo uno de los choferes, quien relató cómo cada semana las empresas de transporte son atacadas por sicarios que exigen pagos de cupos. Los extorsionadores, en su mayoría a bordo de motocicletas, dejan notas intimidatorias o simplemente acribillan a aquellos que se resisten.
Uno de los casos más recientes ocurrió el 29 de agosto, cuando un conductor de la empresa "Uvita" fue asesinado a tiros en el paradero de Año Nuevo, en Comas. Otros choferes también han sido víctimas de amenazas y ataques violentos, obligándolos a pagar fuertes sumas de dinero para continuar trabajando. “A mi primo lo mataron porque la empresa no pagó lo que exigían. Ya va a cumplir un mes desde que lo asesinaron", contó un familiar afectado por la violencia.
PLAN PARADERO SEGURO
Ante este escenario, las autoridades han puesto en marcha el plan "Paradero Seguro", que incluye el despliegue de camionetas y motocicletas para patrullar las zonas más afectadas. Sin embargo, la medida parece insuficiente ante la magnitud del problema, ya que los extorsionadores siguen operando con total impunidad. Los llamados "Injertos del Cono Norte" han difundido videos en los que exhiben armas de guerra, dejando claro su dominio y poder.
El abogado penalista Mario Arribas señaló la necesidad de endurecer las penas para los extorsionadores y propuso que este delito sea tratado como terrorismo. “La extorsión causa terror en la población y precede al homicidio. Por eso debería considerarse como un acto de terrorismo”, sostuvo.
Mientras tanto, los transportistas y vecinos de Comas continúan viviendo con miedo, sin garantías de seguridad, y con la pregunta constante de si algún día esta situación de terror podrá detenerse antes de que se desate un baño de sangre aún mayor.
