En el corazón del Centro Histórico de Lima, un grupo de vendedores de emoliente enfrenta la amenaza de ser desalojados, pese al respaldo previo del alcalde Rafael López Aliaga. Representados por la Federación Nacional de Trabajadores Emolienteros y Afines del Perú, estos comerciantes, suman 187 familias y se encuentran en una lucha por mantener su espacio y su derecho a trabajar.
ENFRENTAMIENTO
La decisión del burgomaestre de desalojarlos ha sido recibida con desaprobación, por lo que realizaron una marcha el último martes 9 de julio. Esta protesta parece haber suavizado las intenciones de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
"Nos encontramos ante una decisión arbitraria del alcalde, aunque tras la marcha reciente, se han abierto canales de diálogo", explicó un vocero de los vendedores de emoliente. Las negociaciones con los gerentes de desarrollo económico y ProLima aún están en curso, con la esperanza de alcanzar un acuerdo que permita a los emolienteros permanecer en sus ubicaciones tradicionales.
"Somos parte de la cultura de Lima, reconocidos incluso por la Universidad de San Marcos y protegidos por resoluciones municipales anteriores", agregó. Los emolienteros se enfrentan a una subgerencia de desarrollo económico que, según ellos, tiene menor jerarquía que las resoluciones previas que permitieron su operación. Señalan que este intento de desalojo contradice la imagen de inclusión y apoyo que López Aliaga había prometido anteriormente.
"El alcalde nos prometió en campaña que nos apoyaría. Incluso habló de mejorar nuestra presentación para atraer turistas, y ahora enfrentamos esta amenaza de desalojo", comentaron.
Por su parte, los clientes expresaron su apoyo a los emolienteros: "Estos vendedores no solo nos proveen de un alimento saludable sino que son parte integral de nuestra comunidad. Desalojarlos sería un error y una pérdida para todos los que vivimos o trabajamos aquí", indicó un ciudadano.