En Perú, la problemática del uso de armas ilegales se ha incrementado. Estas provienen de contrabando, son robadas a personal policial, militar o civil, o son fabricadas de manera casera por los delincuentes. Los códigos de identificación de estas armas son alterados para evitar su reconocimiento, lo que permite a los criminales actuar de manera impune. A pesar de esto, las autoridades realizan operativos de manera constante para decomisar estas armas.
En diálogo con Buenos Días Perú, Manuel Sigüeñas, especialista de la gerencia de armas de la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec), explicó la situación sobre la tenencia de armas en el país y el destino de las armas incautadas a los criminales. Sigüeñas detalló que algunas de estas armas son fabricadas de manera casera, utilizando piezas y componentes de otras armas. Reiteró que aunque de apariencia rudimentaria, son igual de letales que las armas regulares.
Además, el especialista señaló que muchas armas de procedencia legal terminan en manos de criminales cuando son robadas o perdidas. Estas armas, una vez en el ámbito de la ilegalidad, pueden ser comercializadas de manera ilegal, incluso cruzando fronteras. Para combatir este fenómeno, las autoridades peruanas mantienen un registro de las armas de fuego de uso civil. Cuando una de estas armas es robada o perdida, se debe notificar a las autoridades en un plazo de 48 horas. Desde el año 2017, más de 14,000 armas han sido registradas como perdidas o robadas.
Finalmente, Sigüeñas comentó que las armas incautadas son destruidas mediante el método de fundición. En el año 2023, la Sucamec tiene planeado destruir más de 200,000 armas. Una vez fundidas, estas armas son transformadas en juegos infantiles, como columpios y subibajas, como parte de un esfuerzo para convertir un elemento de criminalidad en un bien social.