Los vecinos del distrito San Juan de Lurigancho en la ciudad de Lima, Perú, sufren una verdadera crisis de seguridad. Las calles de este barrio, especialmente el jirón Los Chasquis, son el blanco principal de la delincuencia.
Los residentes se quejan de la violencia y los robos constantes, situación que se agrava por la falta de apoyo efectivo de las autoridades locales. La calle en cuestión, que se extiende por más de cinco cuadras, se ha convertido en un blanco fácil para los delincuentes. Principalmente, estos actos criminales se producen en horas de la mañana y de la tarde.
Los malhechores, mayormente a bordo de mototaxis, perpetran los robos en cuestión de segundos. Los afectados no son solo adultos, sino también niños y ancianos. Ante la persistencia de estos hechos, los vecinos han tenido que tomar medidas por su propia cuenta. Han invertido una cantidad importante de su patrimonio para implementar sistemas de alarma y cámaras de seguridad. A pesar de estos esfuerzos, los delincuentes parecen siempre encontrar formas de sortear estos sistemas de protección. Los residentes se quejan especialmente de la ineficacia de las autoridades locales para actuar rápidamente ante los hechos denunciados.
A pesar de las llamadas de auxilio y las pruebas en video captadas por las cámaras de seguridad, los vecinos acusan a serenos y policías de indiferencia y lentitud para responder, además, señalan a la municipalidad por su insuficiente presencia. Los habitantes reclaman al Gobierno que las Fuerzas Armadas salgan a patrullar las calles y una mayor inversión en seguridad ciudadana.
La situación se ha agravado al punto de que los delincuentes ingresan a las casas para robar, incluso llegando a matar por un simple celular. Se han documentado casos en los que los residentes han sido amenazados con armas de fuego. El temor aumenta a medida que la inseguridad se intensifica en la zona. Hace poco, un hombre fue asesinado a solo dos cuadras de Caja de Agua, un conocido punto de referencia en el barrio. Esta alarmante situación ha provocado que los vecinos redoblen sus demandas hacia las autoridades municipales para que tomen medidas eficientes y sostenibles para erradicar la delincuencia en su barrio.