La calle está dura y muchos viven el día a día para poder sacar unas monedas para llevar a sus casas, y la informalidad para muchos es la única manera de sobrevivir. Esta es la realidad diaria de los vendedores ambulantes en diversas partes del país donde su necesidad de trabajar en situación irregular los expone a ser violentados por el personal municipal que busca cumplir con su trabajo y erradicarlos de las calles.
En el distrito de Magdalena del Mar, una vendedora ambulante acusa a un grupo de fiscalizadores por agredirla frente a sus dos menores hijos.
La mujer estaba acompañada de sus hijos de siete y cinco años, cuando fue reducida por seis municipales, que hacían uso de su autoridad.
Para esta madre de familia, trabajar para poder comer cada día, es parte de la realidad de muchos peruanos, esta es la situación de los comerciantes ambulantes en distritos como Jesús María, Magdalena y en provincias como Chiclayo, en el marco de que el Perú es uno de los países con más tasa de trabajo informal en América Latina.