El anuncio de orden de inmovilización en Lima y Callao, por parte del presidente Pedro Castillo Terrones, significó un calvario para miles de personas que pese a las circunstancias debían acudir a sus centros de labores o regresar a casa.
Como consecuencia del toque de queda, fue un verdadero vía crucis el que se vivió en diferentes paraderos concurridos de la ciudad. En la vía Evitamiento, exactamente en Puente Nuevo, decenas de personas esperaban un bus para acudir a su destino.
El caos y la desesperación se respiraba en el aire por la poca cantidad de buses de transporte público lo que provocó que algunas personas se aprovecharan de la situación generando ciertos altercados.
Por su parte las estaciones del Metropolitano lucieron cerradas, generando que los pasajeros que no conocieron la medida se dieran con la sorpresa de la ausencia de unidades. La misma situación y preocupación se vivió en los exteriores del tren eléctrico.
