Lima es una caótica trampa mortal y es que en sus calles la indiferencia se manifiesta a cada instante sobre todo en tiempos de pandemia sonde el miedo hace que todos desconfíen y nadie ayuda a nadie.
Nuestro reportero de BDP, Marcos Matías vivió la experiencia en carne propia de moverse en una silla de ruedas por las calles de Lima, donde hasta las veredas son invadidas por los autos, que las usan como estacionamiento.
Y es que el 10 % de la población vive a diario el calvario al intentar recuperar su libre e independiente desplazamiento a pesar de sufrir alguna discapacidad, ante la indiferencia de la gran mayoría.
Para estas personas usar el transporte público sería una utopía para estas personas que cuando no encuentran veredas con rampas deben invadir las pistas arriesgando sus vidas en una Lima indiferente, una ciudad que se reciente a ser más amable con todos sus habitantes.
