La ola delincuencial que afecta a Chorrillos no solo se ha ensañado con el ciudadano de a pie. Emprendedores y comerciantes hoy ven cómo sus negocios sucumben ante un virus que parece mucho más letal y maligno que la COVID-19: la delincuencia.
Una peluquería asaltada cuatro veces no es el único problema. En la calle Ciro Alegría se mezcla basura amontonada, un caos de mototaxis y una delincuencia que, señalan los vecinos, ha tomado el control de la zona.
Cerrados, quebrados o atendiendo a puerta cerrada. Así es lo que sufren estos comerciantes, un drama ante el cual varias madres de familia se han agrupado para exigir acciones a quienes eligieron como autoridades.
Ante la ausencia total de las autoridades, las mototaxis literalmente hacen lo que quieren en la calle Buenos Aires. Las sirenas y las rejas no parecen hacer nada ante los criminales. La situación se agrava.