Una familia dedicada hace más de una década a la confección de ataúdes ha visto incrementarse enormemente su negocio en el actual contexto de la pandemia del coronavirus, en San Juan de Lurigancho.
En su taller en la urbanización Héroes de la Breña, en Campoy, la demanda ha pasado de 4 a 5 unidades por día al número de 50, y la demanda sigue incrementándose.