Buenos Días Perú

28/11/2018

Refugiados en el Perú: activistas venezolanos se ganan la vida trabajando honestamente

En junio del año pasado, uno de ellos participaba de una protesta pacifica en su país, como líder juvenil de un partido político, cuando de pronto recibió un impacto de bala en la cabeza.




Cambiaron las pancartas y arengas contra el régimen Chavista por vender golosinas en la calles de nuestra capital y es que un gran numero de activistas venezolanos, que participaron en movilizaciones contra la dictadura de Nicolás Maduro, buscaron una nueva vida en el Perú, lejos de la persecución y el odio, que no sólo les arrebató la libertad sino pudo costarle también la vida y la de los suyos.

Así es el caso de uno de ellos quien recibió un balazo en la cabeza en su país y estuvo muy cerca de la muerte pero nada detuvo el espíritu de lucha. El activista venezolano Jofre Rodríguez es un joven de 18 años, quien fue baleado durante una marcha pacifica contra el régimen Chavista.

“Esta es una lucha de resistencia de fuerza, de fe y de mucha fortaleza y esperanza para construir la mejor Venezuela” manifiesta el joven estudiante que se convirtió en un ejemplo de lucha en su nación pero tuvo que abandonar su país y viajar al Perú, como muchos de sus compatriotas, agobiado por la crisis social y porque su vida corría peligro.

En junio del año pasado, jofre, participaba de una protesta pacifica, como lider juvenil de un partido politico, cuando de pronto recibió un impacto de bala en la cabeza, por unos sujetos a bordo de una camioneta. La bala ingresó por su boca y le perforó el cuello, aunque sobrevivió de milagro, terminó con severas secuelas en el cuerpo.

Hoy el activista venezolano, quien trabaja como vendedor en una tienda de Santa Anita, fue una victima más del régimen Chavista, que ha diario se tiñe de sangre con muertes y heridos.

Rodriguez lleva 5 meses en calidad de refugiado en nuestro país al igual que su compatriota Deivis Oliveros, un ex prisionero de la dictadura de Nicolás Maduro, quien ahora se gana la vida vendiendo helados en las calles de Lima.

Este joven del 25 años, quien era considerado por la oposición venezolana como “preso político”, fue capturado en setiembre del 2014, acusado de instigación pública tras participar en varias protestas contra el régimen Chavista.

Tras permanecer un año en prisión, el activista venezolano decidió cruzar la frontera peruana y empezar una nueva vida junto a su esposa, ante el temor de que atentaran contra sus vidas.

“El régimen de Maduro son asesinos antes que me matarán así como a varios de mis compañeros decidí emigrar” manifiesta el ciudadano venezolano.

Cabe señalar que aunque están lejos de su tierra, estos defensores de la democracia de Venezuela esperan poder regresar a su país para continuar la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro, que ha cobrado la vida de 726 personas, en los últimos 5 años, ganándose a pulso un lugar entre los dictadores más sanguinarios de América Latina.

 

 

 

 

 

 

 

 


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