Mientras en el Palacio de Torre Tagle, 17 cancilleres de América Latina acordaban qué medidas tomar frente a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, en la plaza Francia decenas de venezolanos refugiados cantaban su himno nacional con los ojos cargados de lágrimas e impotencia.
Los activistas venezolanos que tuvieron que dejar su país por miedo a morir asesinados, dicen que no han dejado de pelear por una Venezuela libre, aunque ahora tienen que hacerlo desde lejos.
Uno de ellos indico que en su país no se tiene seguridad cuando están en la calle, donde la policía roba, secuestra y ultraja.
Estos venezolanos refugiados en nuestra capital esperaban el pronunciamiento de los cancilleres en la Declaración de Lima esperando las medidas concretas que ayuden a presionar a la dictadura de Maduro.
Cabe indicar que Brasil ha dado el ejemplo al no vender a Venezuela gas lacrimógeno, que no sirve para disolver manifestaciones sino que lo disparan horizontalmente, para matar.
Por otro lado el país llanero ya ha sido suspendida del Mercosur y las cuentas de los líderes de la dictadura en Estados Unidos ya han sido suspendidas, pero no es posible saber qué más será necesario hacer para ponerle fin a esta pesadilla venezolana.