En China, un hombre pasaba por el crucero peatonal de una avenida muy tranquilo, cuando dos camiones chocaron aparatosamente en la esquina. Fruto del aparatoso impacto uno de ellos terminó estrellándose contra un poste.
El poste fue arrancado de raíz y cayó sobre el transeúnte que afortunadamente resultó ileso, pero al salir debajo de los escombros casi le cae encima el enorme foco de alumbrado y las piedras del asfalto arrancadas por el choque.
Cuando no es tu hora, no es, parece repetirse ese afortunado ciudadano chino, que ahora debe valor su vida un poco más que antes.