Desde el 1 de mayo, el impuesto al alcohol en Escocia es de 57 céntimos por litro de etanol, lo que hace que una botella de vino no cueste nunca menos de 5,56 euros y una de whisky 15,9 euros. Esta medida se usa para luchar contra el alcoholismo. Con esto Escocia se ha convertido oficialmente este martes en el primer país del mundo en fijar un precio mínimo por unidad de alcohol, como medida para combatir el alcoholismo y sus peligros para la salud.
Cabe indicar que en 2016 se produjeron en Escocia 1.265 muertes relacionadas con el alcohol y con esta medida el objetivo es tratar de desincentivar el elevado consumo de alcohol en el país, que según su gobierno, causa miles de muertes al año y eleva la criminalidad.
Por su parte la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, calificó la iniciativa como una medida audaz y valiente tras años de batalla legal.