El desarme de las FARC, uno de los aspectos más delicados de los acuerdos de paz en Colombia, entró en su fase final. La principal guerrilla de ese país escenificó el fin de la violencia desprendiéndose del 60% de sus armas. En total han sido dos lotes de pistolas, lanzagranadas, fusiles y lanzacohetes, que se traducen en más de 4 mil armas, según estimaciones de la misión enviada de las Naciones Unidas a Colombia.
La entrega se produjo en una zona de La Elvira, situada en El Cauca, mientras aún quedan por despejar las incógnitas sobre el éxito de la reincorporación de los excombatientes y la insurgencia que se prepara para constituirse como partido político en el país cafetero.
Por su parte la ONU indico que las armas serán inutilizadas y, por consiguiente, transformadas en monumentos en Nueva York, Bogotá y La Habana.