Más de 100 detenidos dejó una serie de manifestaciones contra la corrupción, en al menos 80 ciudades de Rusia, incluida Moscú.
El impulsor de la marcha y principal opositor ruso Alexei Navalny fue uno de los arrestados. Este se enfrenta a una multa de hasta el 20.000 rublos (unos 300 euros) o hasta el 100 horas de trabajos en beneficio de la comunidad por "organización de una presencia masiva en lugares públicos que causó violación del orden público", infracción que además prevé un máximo de 15 días de arresto administrativo.
Las protestas que no estaban autorizadas, fueron calificadas como una provocación por el Kremlin. Los manifestantes exigieron la dimisión del primer ministro, Dimitri Medvedev, acusado de haber acumulado un imperio formado por mansiones y yates a costa de corrupción.